Ubicado en el extremo sur de la Península de Baja California, Los Cabos se distingue como un destino turístico de prestigio internacional, donde el Océano Pacífico y el Mar de Cortés se encuentran en un entorno natural único, marcado por playas vírgenes, desierto majestuoso y aguas cristalinas.
Este paraíso está compuesto por dos encantadoras localidades: Cabo San Lucas, vibrante y cosmopolita, ideal para la vida nocturna, el shopping exclusivo y el entretenimiento; y San José del Cabo, más sereno y tradicional, con una atmósfera colonial que invita a disfrutar del arte, la gastronomía y la cultura local. Ambos están conectados por un corredor turístico de 33 km, donde se alinean algunos de los hoteles, resorts y campos de golf más renombrados del mundo.
Actividades:
Un lugar único en México
Los Cabos se encuentra en la punta sur de la Península de Baja California y al Oeste del resto de la República Mexicana. La región geográfica es una mezcla dinámica de paisajes desérticos, playas y zonas montañosas. “El Arco”, formación rocosa esculpida por el mar, que es el símbolo característico de este destino, donde se juntan las aguas del océano Pacífico y las del Mar de Cortés (Golfo de California), y que recientemente fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Descubre Los Cabos
Los Cabos se compone de tres zonas clave:
– San José del Cabo, al este, conserva un aire colonial con su Distrito del Arte y marina moderna, ideal para quienes buscan cultura y serenidad.
– Cabo San Lucas, al oeste, ofrece una experiencia vibrante con su bahía, actividades acuáticas, boutiques de lujo y vida nocturna.
– Ambas ciudades están unidas por el Corredor Turístico, un tramo de 33 km con resorts de alto nivel, campos de golf y playas excepcionales.
Apodado el “Fin de la Tierra”, Los Cabos combina mar, desierto y montaña, creando un entorno perfecto para aventuras, descanso en spas, cenas gourmet y navegación en yates privados como los de Sea Icons.
En invierno, destaca el avistamiento de la ballena gris; en verano, sus aguas invitan a la exploración y el romanticismo. El Arco, ícono natural del destino, se vive mejor desde el mar, en una travesía inolvidable.